EL SONIDO DE LA CLASE
1
-Por favor, abrid el libro por donde lo dejamos la semana pasada. Ahora iré pasando por vuestras mesas y veré si los deberes están hechos. Si mal no recuerdo, eran los ejercicios del uno al ocho y de la otra página, uno y tres.
La voz de la profesora se escondía entre el murmullo de varias voces procedentes de todos los rincones de aquellas cuatro paredes que formaban una pequeña clase de instituto. Los que se encontraba en las mesas del principio sacaron los libros de literatura y al lado pusieron un cuaderno mediano de anillas de tapa dura. Más al fondo, dos compañeros reían a carcajadas por un chiste vulgar que uno había contado en voz baja. Las mesas del final se reían de una forma más disimulada que los otros dos,uno de ellos, el más gordo de toda la clase,señalaba a un muchacho el cual estaba dibujando sobre un folio blanco. A la derecha del muchacho, se encontraba una mesa que pertenecía a una pequeña chica morena de ojos verdes que miraba por el rabillo del ojo el movimiento de muñeca del compañero al realizar los trazos sobre lo que imitaba ser un lienzo, pero mostraba más atención a la chica que se sentaba detrás suya. Esta, al ver al muchacho no parar de hacer movimientos, disparó al aire una broma que hizo que la chica sonriera.
La profesora comenzó a pasar por cada mesa para comprobar que la tarea estuviese hecha.
-Bien, muy bien, Marta. Fabuloso, Sara-continuó por el pasillo-Marcos ¿Los deberes?.
Marcos, o como lo habíamos llamado anteriormente: "El Muchacho". Se encontraba sumergido en su pintura. El lápiz rojo fue el protagonista de la obra.
-¿Marcos?-Volvió a decir la señorita Benavente-¿Marcos? ¿Estás sordo?
La clase guardó silencio. Todos pusieron su atención. Él, en cambio, seguía apretando el lápiz rojo, más y más fuerte. "Marcos" escuchó de forma difusa. Pero la voz era más débil que la de un susurro. Apretó más fuerte y cambió la dirección del utensilio dos veces. Arriba-abajo. Abajo-derecha "Marcos". Se oía a otra persona decir: "Menudo friki que es".
Más fuerte, más fuerte. El lápiz tenía vida propia. Danzaba de manera alocada, la punta se rompía y dejaba trozos de mina roja en el folio. "MARCOS" "MARCOS" "MARCOS"-La voz sonaba más cercana.
Marcos dejó el lápiz de color rojo.
-¿Sí?
-P-pero ¿cómo que sí? ¿no me has oído hablar?-Las risas volvieron antes de que la profesora pudiese soltar aire por la nariz-De verdad. ¿Qué estabas haciendo?
-Y-yo... P-pe...
-¡Friki!-Soltó el niño gordo.
-Calla, Sebo-continuó el de al lado-Marcos es un artista-Las risas fueron
in creccendo
-Silencio, por favor. Marcos ¿te ocurre algo? ¿llamo a casa?
Marcos no dijo palabra alguna y de nuevo alguien rompió el silencio.
-Maaaaarciano, ¡Maaaaarcianooooo!-Las risas eran punzantes como cuchillos y algunas exageradas. Marta se tuvo que poner ambos manos en la boca, los chicos de atrás no mostraron tanto interés en disimular las terribles carcajadas, Sebo cogió el relevo del cántico de su amigo y gritó "Maaaarciaanooooo"
-Silencio. Silencio. YA. YA-Nadie hacía caso- Por favor, parad... Marcos no hagas caso....
-Maaaarcianooo-Dijo un tercero y luego un cuarto y finalmente un quinto
-QUIEN DIGA OTRA PALABRA MÁS LE LLEVO AL DESPACHO DEL DIR....
Antes de completar la frase se abrió la puerta de madera roja con un fino ventanal de vidrio translúcido.
-¿Qué es este jaleo, señorita Benavente?- El director del colegio podría entrar en sus cincuenta años. Su pelo, en el que antes se encontraba un denso jardín, ahora apenas había vegetación y en las partes en las que predominaba, sobrevivían bajo una capa de nieve que iba a juego con el gran y denso bigote que sobresalía de su puntiaguda nariz de cuchillo-¿Nadie habla?
-Ha sido el marciano-respondió Sebo. Después miró de forma irónica a Marcos.
-Cállate... calla puto gordo- Esta vez el silencio fue fantasmal.
-¿Qué me has dicho, Marciano?
-Calla, puto gordo-repitió Marcos sin darse la vuelta.
-¿Qué le has dicho a tu compañero, chico?-El director parecía el más ofendido en aquella conversación
-Le he dicho "gordo" "puto gordo"
-Acompáñame, haz el favor
-No, n-no.... F-fue.. f-fue él- Marcos se sonrojó y se puso tan rojo como su lápiz y los ojos se le volvieron más cristalinos. La voz sonaba ronca- N-no...
-Menudo maricón- escupió Sebo
-He dicho que te calles, hijo de puta, hijo de puta, hijo de puta, hijo de puta, puto gordo, puto gordo, hijo de puta
Sebo se levantó sin decir palabras. De una forma casi mecánica. Más por orgullo que por ira- La música de la clase volvía a escucharse.
-Tú, quieto, ¡Qué te quedes en tu sitio! y tú, chaval, ven conmigo.
-N-no... joder... no,no,no,no,no- La forma tan infantil con la que protestaba Marcos solo hacía que sus compañeros se embriagasen del humor de la humillación. Carcajadas, mofas y algún chico que absorbía por la nariz o soltaba babas mientras reía- No quiero. No N-no.
-¿Está llorando? ¿Está llorando?
-Marciano, maricón
El director hizo caso omiso a las burlas y se rascó el bigote blanco.
-A mi despacho inmediatamente. ¡YA!-Observó el dibujo en la mesa de Marcos- Y encima dibujando en clase. Señorita Benavente, venga usted también y coja el dibujo. Estoy cansado de estas tonterías en este colegio. No quiero escuchar a nadie. ¿Me habéis oído? ni una risa. Ni una
Las risas ya no eran flechas, ahora era cañones que apuntaban a un barco solitario en alta mar. Una perrera llena de animales que no podían ni respirar debido a los rugidos que soltaban. Más que perros, eran hienas. Risas envenenadas, risas en las que solo había mal y ganas de hundir al pequeño barco que se encontraba perdido...risas, al fin y al cabo, de adolescentes. No cesaron hasta que el sonido de un portazo les hizo parar... al menos por unos tres segundos.
2
-¿Ha visto el dibujo?
-Sí, claro que lo he visto-La profesora daba síntoma de agotamiento.
-Y no es la primera vez que hace algo así según he entendido
-No. Son cosas de... bueno, de su edad. Todo puede deberse a un conflicto familiar. Podríamos decirle...
-Nosotros no somos sus padres, Benavente. Nosotros somos profesores. Nos pagan para dar clase.
-Y también para ayudar al alumno-La señorita cogió aire-¿No se da cuenta del problema? Mire el dibujo, director. Eso no es de un chico que se sienta bien en su entorno.
-Aquí trataremos a todos por igual y su conducta de hoy es no se debe tolerar.
-Esos...esos chicos le estaban humillando.
-¿Y la solución era gritar "puto gordo" en medio de su clase, profesora?- El director tomó asiento en su despacho y miró por la ventana. Era la hora del recreo y solo se escuchaba la segunda risa de los adolecentes, la risa que viene de la infancia. Más humano. Un poco más.- No voy a tolerar ningún comportamiento subido de tono. Ninguno
-¿Le va a expulsar?
-No. Pero tendrá un castigo
-Por favor, mire por la ventana. Su conducta. Es un niño solitario... No se despega nunca de sus dibujos. La psicol...
-La psicóloga del colegio lo dijo bien claro. Es un chaval, tan solo que no se adapta. Por lo demás es completamente normal. Pero no se adapta porque no quiere, todo se diga. Va su puta bola
-N-no lo creo de esa manera. El dibujo...
-Exacto, los dibujos que hace en sus clases y en la de todos. No lo consentiré más.
-Es su forma de evadirse. Creo que su tutor me dijo que casi nunca ve a su padre ya que tiene turno de tarde en la policía y su madre murió cuando tenía cinco años. Encima, mire cómo le tratan...Esos...No sé si llamarlos personas
-Debería. Es profesora.
-Lo que quiero decir es que su conducta....
-Su conducta tiene que eliminarse del centro. Y ya.
-¡Le marginan! Hable con otros profesores
-Lo hice. Y se equivoca. Él es el que se aleja de los demás. Los alumnos no hacen nada.
-Son crueles.
-¡Son alumnos! Me parece mentira que salga eso de su boca.
-Deberíamos tomar medidas con sus compañeros. ¿Q-qué... qué le pasa a los adolescentes por la cabeza?
-Son un saco de hormonas en continuo movimiento y aquí no daremos lecciones morales a ninguno. Implantaremos clase y se cumplirán las normas. Por lo que a la menor conducta inapropiada será expulsado cualquiera. Incluso Marcos como siga faltando su respeto y el de la clase en general.
El timbre que anunciaba el final del recreo sonó.
-Profesora-Dijo el director despidiendo en la puerta a Benavente- No es la primera vez que veo este caso
-Yo sí. Es la primera vez que veo a alguien intentar ver que una persona necesita ayuda.
3
El director, concluida la charla, observó de nuevo el dibujo.
Había unas figuras dibujadas que parecían ser personas realizadas de forma muy primitiva. Sin perspectiva y sin expresión en los rostros. Lo que de verdad llamaba la atención era donde participaba el color rojo.
Brazos rotos, cabezas cortadas por el suelo, cráneos perforados y litros de sangre saliendo por cada individuo.Uno estaba tumbado en una cama con pinchos, otro tenía cinco agujeros en la cara y le faltaba medio cuerpo. El mas llamativo, estaba desnudo ahorcado con una soga con la lengua fuera y el pene cortado.
El director guardó el papel y miró a los chicos entrar en clase en grupos. Salvo a uno. Uno que seguía dibujando.
4
"Marciano" "Marciano" La voz sonaba lejana
-Eh, Marciano. Puto friki. Ha sonado el timbre. ¿Me oyes?. ¿Marciano? ¿Marciano?
-Anda, no te metas tanto con el raro, Sebo.
-Que no me llames, Sebo, joder. Marciano, responde. ¿Marciano?
-Mira. Parece que te vacila, Sebo. Hasta Marciano te planta cara
-El maricón este no me planta cara- El chico gordo se remangó y comenzó a gritar fuerte- ¡Contesta, maricón! Dime lo que me has llamado antes.
-Venga, que tu puedes-Dijo otro alumno
-¿Qué ocurre?-Preguntó un tercer curioso
-Sebo va a dar a Marcos.
Sebo con el corazón en el puño al ver que un grupo se le formaba, sacó pecho y se volvió a remangar. Tragó saliva y dio una colleja a Marcos
-Levanta. Deja el dibujo. Marciano. Puto MARCIANO. MARCIANO
"MARCIANO" "MARCIANO"
Marcos dejó el lápiz de color rojo.
Al ver al chico amenazarle se echó para atrás y clavó su mirada en la de él.
-Venga, Marciano. Dime. Dime lo de antes
-Eh..eh... p-pe
-¡Vosotros!-La voz del director retumbó en el patio- A clase. ¿No habéis oído el timbre? No me vais a dar más problema. Andando, ya.
Sebo cogió el dibujo de Marcos y lo vio por encima. Un dibujo a medio acabar pero tratando la misma temática que el anterior. Un folio en blanco con figuras mal dibujadas, desmembradas y siendo presentes de un autentico horror. Cuerpos mutilados. Cuerpos llenos de agujeros sangrantes, cabezas cortadas por la mitad y desnudos.
-Mira que eres raro, Marciano.
Marcos no contestó. No dijo palabra alguna. Tuvo que dar otra voz el director para que entrara a clase después del grupo.
5
-En vista de lo de ayer, volveré a pasar a ver los deberes ya que no me dio tiempo a verlos a todos. Y me gustaría comentar una cosita de nada con lo sucedido ahora que Marcos no está. ¿Qué clase de compañeros sois? M-me parece increíble que chicos de vuestra edad hiciesen lo de ayer.
De nuevo, la voz de la profesora se hacia más pequeña por el jaleo de los alumnos. Risas, conversaciones sobre el partido de ayer y gente enviando mensaje o actualizando su estado de Facebook
-Lo que quiero decir-Carraspeó-Es que Marcos ayer lo pasó fatal... Y-y. Por favor, chicos. Un momento os pido... Un....
La madera de la puerta sonó. Un ruido sordo. La clase guardaba silencio.
-Adelante-Dijo Benavente
-¿Puedo pasar?-Marcos abrió cautelosamente la puerta e inspeccionó las miradas de sus compañeros.
-Llegas tarde. ¿A qué se debe? ¿Tienes justificante?
-No
-Pero dime ¿a qué se debe?
Marcos no contestaba.
-Vale, da igual ¿Tienes los deberes de ayer hechos?-hizo una pausa para esperar respuesta y al ver que el muchacho afirmaba con la cabeza continuó. ¿Te gustaría corregirlo en la pizarra? Si tus compañeros guardan silencio.
-¿Podría hacerlo otro?
-Bien. No... No pasa nada. Si otra persona quiere. ¿Cristian?
-Profe-Dijo Sebo- Que salga Marcos. Nunca sale él a nada. Y siempre me eliges a mi
-A ver, Cristian. No siempre, pero hoy te he dicho a ti.
-Profe-Siguió Marta- Es verdad. nunca ha salido él
Marcos miraba cómo aquella chica le metía en una jaula. Aún así, seguía sintiendo atracción por ella
-Marcos. Haz el favor de salir. Corrige el ocho y Cristian el nueve. Y silencio, ya.
El "Marciano" dejó su mochila en la mesa
-Profe... no quiero salir.
-Venga, no jodas. Si nunca sales-Las palabras de Marta hacía que su jaula fuese más pequeña
-Haz solo el ocho, Marcos.
Abrió la mochila y con una mano temblorosa sacó un cuaderno pequeño de anillas y puso un folio en blanco y unos lápices de colores al lado
"Menudo friki" escuchó. Pero hizo caso omiso a las palabras.
Marcos se puso de pie y llevó el cuaderno hasta la pizarra. Lo dejó en la mesa de la profesora pidiendo antes permiso con una voz que apuntaba al suelo. El temblor se propagó por todo el cuerpo y un sudor pegajoso mojaba la camisa de cuadros que llevaba. Las primeras risas se escucharon. Marcos respiró y dio la vuelta a sus compañeros, cogió la tiza blanca y se dispuso a realizar el ejercicio
(Analice la frase "Ayer llovió mucho pero a nadie le importaba")
-Menudo tonto-la voz no la llegó a escuchar la profesora pero Marcos, sí- mira lo que pone en "ayer"
-Marcos, Marcos. "Ayer" es el núcleo.
-P-perdón es verdad-Borró y escribió de nuevo
-Que idiota
-¿Cómo se puede ser tan tonto?
-Marcos-señaló Benavente-ese no es el núcleo.
-Ya,ya me he equivocado
-¿Necesitas ayuda?
-No,no-Borró toda la frase y otra vez la escribió
Los comentarios de los compañeros fue creciendo. "Pero ¿por qué borra todo" "Puto Marciano"
-E-el... e-el n-núcleo es...
-Dios, mira cómo suda
Risas
-El abuelo marciano
Más risas.
-Javier, calla-La profesora se mostraba ya enfadada
-Mira, mira como tiembla. Ala, ala. que le da un chungo
-Cristian ni una palabra más
Las risas, aquellas risas. Las risas de sus compañeros. No eran cañones, ni balas, ni cuchillos. Eso solo hacen heridas superficiales. Eran directamente risas. Eso hiere más adentro.Dañaban el interior del muchacho.
Marcos se quedaba bloqueado.Volvió a borrar la frase para empezar de nuevo
Los compañeros no paraban. Carcajadas, gritos y palmadas. La clase era un circo y la profesora no podía controlar a los leones. Marta y María le hicieron fotos con sus móviles. Los chicos de atrás imitaban el temblor de Marcos. Sebo golpeaba la mesa con gran fuerza mientras gritaba "Puto Marciano"
No podía hacer nada. La cara enrojecía, los ojos se volvía cristalinos, el labio temblaba más que su mano, sudaba, sudaba, sudaba. La voz tartamudeaba, la respiración era más potente y su pantalón... En su pantalón apareció un macha oscura.
EL CIRCO PARÓ
Durante unos tres segundos...
-Se...¿Se ha meado?
-Dios, se ha meado
-Marta, Marta...Foto.Foto
-No puede ser.
-El Marciano se ha meado
-Flipa, flipa, flipa.
Y aquí llegó el gran final. Los últimos cincuenta segundos de la obertura de Tchaikovsky transformados en risas. La profesora gritaba, daba golpes en la mesa. Pero era un coro lo que tenía que callar. Marcos, paralizado se quedó sin respiración. Vio a treinta alumnos señalarle, reírse de él, tirarse al suelo y apretarse el abdomen, vio a Sebo, vio a la chica que le gustaba riéndose, vio sus pantalones mojados.
Sebo se puso de pie y fue a abrazar a Marcos. Este recobró su conciencia y fue directo a su mochila se escurrió por su propia orina y eso incrementó la humillación. Llegó a su mesa y metió la mano en ella
-Marciano eres mi mejor amigo. Dame un puto abrazo- fue hacer un amago como si le fuese a besar- Eres mi mejor amio...oh
Por fin un sonido pudo imponerse a las risas. Un ruido metalizado y retumbante.Ensordecedor, un sonido que lleva al silencio absoluto. Era el sonido de la muerte.
Marcos sostenía una pistola de reglamento policial.
Los trozos de seso, cráneo y sangre salpicaron a Marta, así como trozos sueltos de una cabellera pelirroja. Sebo cayó de rodillas y se desplomó contra el suelo formando un charco de sangre a los pies del muchacho.
Nunca la clase estuvo más en silencio. Hasta que alguien gritó y el coro cantó con él
La mayor parte se puso de pie pero otra no reaccionaba. Ahora era ellos los que no se movían y los que se orinaban encima. Sus caras se quedaron en blanco y la miradas se perdieron en el infinito. Un alumno tiró su silla y corrió hacia la puerta pero de nuevo otro sonido ensordeció al alumnado.
El cuerpo chocó contra la esquina de una mesa perdiendo la vida en el acto.
El terror habitaba en los rostros de toda la clase, los lloros, los ruegos, la desesperación. Corrían sin rumbo, se ponían debajo de las mesas, intentaban escapar por la ventana. Nada funcionaba.
Dos disparos más y solo un impacto Marta se tapaba el cuello del que manaba un río de sangre. Sus dientes se tiñeron de rojo y el palpitar de su corazón aumentaba. Se estaba atragantando. Intentó agarrar la camisa de Marcos tumbada en el suelo e intentó articular una súplica. Otro disparo. Marta se arrastraba por el suelo y beso con la comisura de los labios las zapatillas del asesino.Pidió perdón y misericordia antes de escupir sangre e irse para siempre.
La profesora se puso de pie de forma torpe se echó el pelo para atrás y dirigió la mirada al portador del arma.
-Marcos. Marcos, por favor. Basta. Basta. Por favor-La voz de la profesora, como era natural era imposible de oír en aquella clase- Marcos. No lo hagas. T-todo saldrá bien- La voz sonaba más temblorosa. Tartamudeaba y se quedaba sin respiración debido al lloro- Marcos. Marcos.
"PUM" La bala salió por la espalda de una alumna.El dolor fue como si le atravaseran mil espadas de fuego. Ya no podía levantarse.
-¡Marcos! Por favor. Escucha. ¡ESCUCHA!
Las cuatros paredes se convirtieron en una orgía de sufrimiento. Diez disparos más en un frenesí de venganza. Disparos a adolescentes que encharcaban el suelo de su propia sangre mientras morían fríamente.
Las voces se iban apagando. Una a una. Una a una. Dejando escuchar la voz de la profesora Benavente
-"Marcos"
Un disparo hizo que un chaval perdiese cinco dientes de su mandíbula.Se esparcieron por el suelo y la boca quedó entreabierta formando una sonrisa de payaso.
-"Marcos" Por favor
Dos disparos. Seguidos de otros tres. La amiga de Marta se pegó a la esquina con un mancha roja oscura en el mismo lugar en el que Marcos tenía la suya.
-"Marcos" "Marcos"
El muchacho apuntó a la profesora y suspiró.
-"Marcos" No, No ¡NO! "Marcos" "Marciano" "Marcos"- Se escuchaba la voz a la lejanía "Marcos" "Marcos"- El muchacho rechinó los diente, se miró su otra mano y al resto de la clase. Se sentía bien. Nunca se había sentido mejor. Incluso experimentó una erección leve. Marcos sonreía al ver llorar a su profesora. Debatió tres segundos antes de apretar finalmente el gatillo.
"Marcos" "Marcos" "Marcos- La voz sonaba más cercana "Marcos" "Marcos "¿Me oyes" "¿Marcos?"
"¿Quieres salir a hacer los deberes?" "Marcos"
Marcos dejó el lápiz de color rojo.
El loco no puede reincorporarse a la realidad, está permanentemente viviendo su fantasía.
Carlos Castilla del Pino. Psiquiatra y escritor español.
