lunes, 8 de abril de 2013

La última historia. Capítulo 7 "¿Dónde estoy?"

Aquella situación era muy tensa, todavía no sabía quien era ese tipo y él me trataba como si me conociese de toda la vida. En esos momentos recordé a mi madre, recordé días mejores en los que la situación que más se acercaba a esta incertidumbre era cuando ella quería saber algo que perfectamente conocía la respuesta, pero aun así quería escucharlo de mi boca. No siempre fui un ejemplo de valentía ni de honor por mi patria, bueno ahora que lo pienso esto segundo nunca existió, pero quizás ahora había sentado la cabeza, las cosas en lo personal estaban algo mejor, aunque el mundo de afuera estuviese en llamas, yo empezaba a poner en orden mi posición ante mi existencia. Ojalá me hubiese podido ver mi madre en aquel momento, tenía seguridad en mi cabeza, algo que jamás la demostré en vida. Cuando ella murió,  yo todavía soñaba con utopías, probablemente era más inocente que cualquier niño de cinco años, en su ocaso aún pensaba en la bondad de las personas sin embargo según fue pasando el tiempo, las circunstancias me harían dar cuenta que todos tenemos maldad dentro, pero no como algo natural, si no como algo que nos va comiendo poco a poco y que nos hace corroer también la parte buena de los demás.

 - Como veo que no hablas, tendré que decir yo algo ¿Verdad? - Dijo como si en verdad le importase todo aquello una mierda - ¿Entonces eres americano, no miento cuando hablo? ¿No? Seguro que es la primera vez que pisas tierra lejos de tu país, una lastima que hayas venido de vacaciones a este estercolero... Si algún día tienes ganas de volver a viajar te recomendaría viajar a mi país de procedencia, no tiene nada que ver con las grandezas americanas, pero tiene un gris más bonito, no sabría como definirlo...

 - ¿Al caso has estado en los Estados Unidos? -  Me ofendió su tono irónico, pese a no sentir un gran aprecio por mi país, parecía que al ser yo de allí era un ser inferior.

 - Tranquilo hombre, era broma. Os tomáis demasiado a pecho los americanos cuando nos metemos con vuestra adorada bandera. - Me contesto dándome unas palmadas en la espalda - Por cierto soy un mal educado  ¿Quieres un cigarrillo?

Pese a no fumar habitualmente en aquel momento no sabía como quitarme los nervios de aquella situación, así que asentí con la cabeza. En ese instante me lleve un sucio cigarro a la boca que pertenecía a un cajetilla de lo más peculiar. De su bolsillo se sacó un mechero donde probablemente ardería mejor la grasa que lo rodeaba el propio mechero que la gasolina que pudiese contener. Nada más encender el cigarro aquello sabía horrible, era el tabaco más insoportable que había probado en mi vida. Fuerte, amarga y sobre todo tan seco que era casi imposible de fumar. En pocos segundos el humo invadía la sala dándola un toque funesto y taciturno que ponía los pelos de punta. 

 - Parece que el tabaco alemán no te gusta, no es lo que mejor hacemos, no te voy a mentir, pero una vez que te acostumbras te daría igual fumarte cualquier cosa. - Dijo al ver mi expresión, que cambió todavía más cuando me enteré de donde procedía.

 - ¿Con que alemán? Es increíble que después de tan pocos años luchéis en nuestro bando. - Entonces empezó a reírse mucho más de lo que hasta ese momento había podido ver.

 - Creo que te has equivocado de lado alemán - En ese momento mi corazón dio un vuelco, entonces si que no entendía nada, la confusión que me creó la noticia del coma no era comparable a la de aquel trance.

 - Pero entonces... ¿Dónde estoy? 



No hay comentarios:

Publicar un comentario