lunes, 25 de marzo de 2013

La ultima historia. Capítulo 5 "La caza del halcón"

Aterrizar a velocidades infernales siempre es complicado, pero aquel día todos los factores que podían empeorar el aterrizaje hacían acto de presencia. Lo que en los mapas aparecía como una pista de aterrizaje en verdad era un gran barrizal, las condiciones climáticas empeoraban por momentos y ese avión solo me daba problemas. En un acto de desesperación encamine el aparato hacia la supuesta pista, sabía que era imposible, que solo un gran golpe de suerte me sacaría de aquel entuerto. Pero sinceramente no me quedaban muchas más opciones que esa, era o estrellarme y morir rápidamente o estrellarme intentando salvar la vida y así morir de una forma mas heroica.

El tren de aterrizaje me producía tanta seguridad como un casco de cartón, puede que tuviese los mejores motores de la aviación, sin embargo el resto de detalles eran claramente de bajo presupuesto. Descendía  vertiginosamente como si de un halcón en plena caza se tratase. En pocos segundos estaría a unos palmos de la pista, no podía cometer un solo fallo.

Tenía la extraña sensación que nada más tocar la pista, yo, el suelo y el avión pasaríamos a ser uno solo. Pero era cuestión de segundos comprobar si mi intuición era cierta. Cuando el tren de aterrizaje posterior toco la superficie del barro todo empezó a temblar, la impresión era que no tardando mucho se iba a partir en dos, las vibraciones provocaban que mis movimientos fuesen una clara definición de lo que es la torpeza. Por fin conseguí colocar el avión de forma horizontal a la pista, solo me quedaba lo más difícil: Parar una masa de un par de toneladas en una balsa de barro. Con toda mi fuerza tiré del freno haciendo que el avión derrapase desviándose la parte de atrás y quedándome cruzado en plena pista. El avión estaba parado...

Baje a tocar el suelo todo lo rápido que mi cuerpo y mi destrozada mente me dejaba, de rodillas a los pies del avión me quité el casco, no creía que hubiese sobrevivido a ese psicótico día. Todo mi cuerpo temblaba como una gelatina, poco a poco mis fuerzas desfallecían. Otra vez sentí una extraña sensación en el estomago cuando pensé en lo que había vivido aquel día, esta vez no pude aguantar el vomito, recuerdo vomitar hasta desmayarme, después de ese momento solo tengo imagen estar en una habitación donde entraba la luz del sol por las paredes y estar rodeado por gente que no había visto en mi vida.


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